
El próximo día 12 exactamente a las 18:56, se producirá el plenilunio de Tauro, momento en que se festeja el Festival de Wesak.
Mientras en Aries nuestro impulso es hacer, lograr, actuar, con frecuencia con escasa cautela, en Tauro el objetivo está en conquistar, apropiarse, hacerse dueño de algo, no solo físico, sino también emocional, mental o espiritual. Antes de lanzarnos a la acción para conquistar ese objeto de nuestro deseo, es conveniente discernir si este objetivo nos llevará por el sendero del sufrimiento. Con frecuencia ante una adversidad, nos preguntamos ¿Por qué me pasa esto? Lo que nos enfoca hacia el pasado intentando saber la causa que lo provocó; posiblemente sea más interesante preguntarnos ¿Para qué me pasa esto? Esto nos enfoca hacia el futuro y a las múltiples posibilidades y oportunidades que la circunstancia vivida nos abre. Este giro en el análisis, realizado con sinceridad nos aliviará de muchos sufrimientos.
Los deseos emanados de las emociones han de ser iluminados por el Amor-Sabiduría, la síntesis de las energías de Cristo y Buddha. En cualquier caso, hay que tener abierto el ojo de la percepción interna, porque los ojos físicos solo perciben lo evidente, lo externo, las consecuencias, y no a las causas profundas de la manifestación externa. La apertura de este tercer ojo nos llevará de la oscuridad a la Luz, como reza el pensamiento simiente del signo de Tauro:
“Veo y cuando el ojo está abierto, todo se ilumina”
Entre el pasado plenilunio que celebramos el Festival de la Pascua de Resurrección, la fiesta de Cristo resucitado y vivo, y la próxima celebración del Festival de la Humanidad, hoy, en este día significativo, conmemoramos el Festival de Buddha o Festival de Wesak, en el que se conmemora el nacimiento, iluminación y muerte de Siddhartha Gautama, (Buddha), el gran intermediario entre Shamballa donde la voluntad de Dios es conocida y la Jerarquía espiritual donde residen los Maestros que nos ayudan en el proceso evolutivo de toda la Humanidad; su retorno anual tiene el fin de expandir Luz y Bendiciones al mundo. En esta fecha, como en ninguna otra época del año, fluyen sobre la Tierra energías cósmicas y los grupos dedicados a servir deberíamos estar expectantes y en profundo recogimiento esperando recibir la respuesta que nos oriente en el servicio más urgente a realizar, contribuyendo a dar un giro substancial a la evolución planetaria.
El Maestro Tibetano afirma: “Siempre que existe una gran demanda interna de la humanidad, Dios responde enviando un Avatar”. Los Grandes Maestros, quienes preparan el camino para la llegada de estos Avatares, han sido seres humanos que, a lo largo de eras, ascendieron en la escala evolutiva (y aún continúan en este proceso) hasta alcanzar grados de elevada trascendencia. Muchos de ellos, teniendo la opción de continuar su evolución fuera de nuestro mundo, han elegido el sendero del servicio a la Tierra. Se han comprometido así a cumplir con el Propósito del Señor del Mundo: transformar la materia en Luz, liberar a toda entidad planetaria de su esclavitud y convertir la Tierra en un Planeta Sagrado.
Cada Retorno de Buddha nos prepara para la Venida del Avatar. Durante estos días del plenilunio de Tauro, es de suma importancia meditar e invocar Luz y Amor. Esta práctica nos permite discernir con mayor claridad aquello que debemos desechar y potenciar en nuestra propia consciencia. Debemos permanecer muy atentos a cada palabra, lectura, a nuestro entorno y a los acontecimientos mundiales, no con el fin de juzgar sus efectos y manifestaciones externas, sino para que la Luz y el Amor que invocamos nos faciliten la comprensión de sus causas profundas y nos muestren el camino a seguir en nuestro servicio.
Si en un espacio oscuro y vacío, un destello de luz cruza nuestro campo visual, ante nuestra mirada, sin revelar su inicio ni su destino, permanecería invisible; de la misma forma no podremos captar la Luz si no estamos alineados adecuadamente.
Si nuestra personalidad no está en armonía la alineación es imposible. La armonía personal florece cuando mente y corazón laten al unísono, cuando sentimientos, pensamientos, palabras, anhelos y actos convergen hacia un mismo horizonte, que nos es apuntado por nuestro Yo superior; esta coherencia nos permite conquistar la Paz y el silencio necesario para estar receptivos, desde una expectante serenidad.
También hemos de alinearnos con Shamballa por mediación de la Jerarquía, con la más pura intención, y confianza de que esta pura necesidad creada es atendida de la mejor forma posible, más eficazmente de lo que podamos imaginar.
Por último, recordemos que este es un trabajo grupal y tenemos que, objetiva o subjetivamente, unirnos con todos los hombres y mujeres de Buena Voluntad, de todas las partes del mundo que realizan este trabajo.
Esta alineación es algo que se va consiguiendo con la constante experiencia que solo se alcanza con la práctica. Lo ideal es conservar este estado de alineación continuamente, lo que nos facilitaría la conexión con la Fuente rápidamente. Aunque esto no suele ser fácil debido a las caóticas circunstancias mundiales que a todos nos afectan, no es imposible; trabajamos con lo que tenemos, y de forma comprometida colaboramos, en la medida de nuestras capacidades para la consecución del Plan Divino.
Esta es una oportunidad única para convertirnos en canales de energía espiritual y, manteniendo una actitud de receptividad, irradiarla a la Humanidad. La energía se canaliza de manera más efectiva a través del trabajo grupal, por lo que solo me queda agradeceros vuestra colaboración y buena voluntad a todos, pues todos en esencia en lo más profundo de nuestros corazones, somos UNO.